Cuando Un Hombre Tiene Miedo A Una Mujer

En los casos más graves de filofobia, sus síntomas asimismo tienen la posibilidad de ser importantes. Para finalizar, recalcamos que no se debe confundir androfobia con misandria. Pues, al paso que la androfobia refiere a sentimientos de temor y angustia frente a los hombres, y se de da forma involuntaria; la misandria se refiere a un odio escogido hacia los hombres.

Lo mucho más frecuente es que las discusiones sean provocadas por celos. Un filofóbico tiene la certeza de que si tiene una relación de pareja, ésta le terminará dejando por otra persona. Existen asimismo, como te afirmaba, una sucesión de comportamientos que realiza un individuo con filofobia. Uno radica en buscar en la persona de la que podría enamorarse todos y cada uno de los defectos que se le puedan ocurrir; y alguno más.

Habla Con Alguien

“La sociedad ha estereotipado la idea de que el dejado lo pasa peor, pero no es nada despreciable del mal del que deja, que debe emprender un gran cambio en el momento en que todo es adverso a esa transformación”, enseña Bernal. Como dice la sicóloga Trinidad Bernal, especialista en mediación, “el miedo es la emoción más común del humano” y no iba a ser menos en el cariño. Estos son los temores fundamentales, los más habituales y atenazantes, que sostienen unidas a parejas distantes. Para tratar este tipo de casos es requisito un tratamiento terapéutico.

Para considerar que un individuo padece androfobia y no misandria, debe sentir un temor irracional y desproporcional que desestabilice su vida cotidiana. La androfobia podría considerarse un género de fobia sexual, las que suelen ir dirigidas hacia el género de las personas o hacia un aspecto preciso del sexo. En el caso que nos ocupa, el de la androfobia, es un trastorno de ansiedad que genera un miedo constante, profundo y anormal hacia los hombres. Una experiencia cariñosa muy negativa, puede hacer que se origine la creencia de que todas y cada una de las relaciones de pareja acaban mal.

Por su parte, la terapia de exposición también ha resultado ser efectiva en el tratamiento de fobias concretas. Ésta se centra en mudar el modo en que el paciente reacciona al objeto o a la situación temida, recurriendo a la exposición gradual y reiterada a la fuente de la fobia. Además, este tipo de terapia ofrece elementos para que la persona aprenda a afrontar la angustia y la logre superar progresivamente. Por lo general, la persona es consciente de que todos y cada uno de los hombres no suponen una amenaza real. Aun de esta manera, no puede eludir sentir un pavor irracional frente su presencia.

Personalidad

Probablemente halla sido mimado por sus progenitores que lo protegieron de todo el mundo real, de la posibilidad de fracaso. Cualquier contrariedad o prueba en la escuela podría haber sido descartada como problema de otra persona y jamás su compromiso. O es posible que jamás se le haya animado a intentar algo verdaderamente duro como un deporte competitivo o una asignatura escolar acelerada donde intentar y no ganar u conseguir una calificación alta fuera una posibilidad real. O puede haber sido enfermizo y tener progenitores sobreprotectores que no le dejaron jugar con otros niños y competir en deportes. Otros chicos Peter Pan fueron ignorados por un padre divorciado o desaparecido y una mamá con exceso de trabajo. Juan, un hombre de negocios de 40 años de edad, tuvo una serie de relaciones, cada una duraba cerca de seis meses a un año.

Así lo enseña el sicólogo Jonathan García-Allen, directivo de comunicación de la página web Psicología y Mente. La androfobia es sufrida en la mayoría de los casos por mujeres entre 18 y 40 años, si bien también los hombres y niños pueden sufrirla. La raíz de este género de fobia está en algún hecho traumático vivido cuyo primordial protagonista haya sido del género masculino. Si bien, también pudo ser “aprendida” mediante la observación de algún género de situación traumática. En el caso de las relaciones afectivas, no tiene que ver con sentir los típicos nervios que sentimos todos en el momento en que estamos cerca de un individuo que nos gusta. Lo interesante es que, la gente con este miedo, sí que pueden tener el deseo de tener una pareja; pero este deseo choca con el miedo a sentir amor por alguien.

Amores Imposibles

Es bastante común que las personas tengan múltiples fobias concretas. En verdad, aproximadamente el 75% de la gente con fobia concreta se preocupan a más de una situación u objeto. Se dice que las personas con una vida fóbica están íntimamente ligadas con un sentimiento de angustia. En el momento en que conocen a alguien, ciertos filofóbicos llegan a evitar el tener largas conversaciones con esa persona, para no involucrarse bastante con ella y de esta manera, evitar que logre aparecer algún sentimiento.

Hay grados de aprensión y gente mucho más proclive a la alarma ante cualquier síntoma interpretado en términos trágicos. Pero mis encuestados no son hipocondríacos, así que es un ítem que se queda sin comentario. No se conoce con precisión qué provoca que se desarrolle el temor a enamorarse. Se estima que entre las causas puede ser una mala experiencia vivida anteriormente con alguna pareja. Una relación que se rompió, y que, causó un dolor que la persona no ha podido o no supo cómo superar. Es usual que las relaciones sentimentales que tiene un individuo con filofobia, se queden siempre y en todo momento en la primera etapa, o sea, en el enamoramiento.

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A veces este miedo puede desarrollarse cuando un hombre está atrapado peleando por liberarse de un divorcio feo o una guerra encarnecida con su ex por sus hijos. Es deseable determinar si tu posible pareja está en la categoría de las arenas movedizas para que consigas salir velozmente y reducir tus pérdidas. Pero si él está avanzando en el avance de sí, la comprensión de estos patrones de autosabotaje te va a ayudar a saber de qué manera ingresar en su psicología. En mi experiencia clínica, estos miedos surgen de la infancia y la adolescencia.

Como suele suceder ante esta clase de problemas, el primer paso para su superación radica en aceptarlo, aceptar las limitaciones emocionales y tener la disposición de enfrentarlas. “No evitar lo que da temor”, recomienda la psicóloga Ciara Molina, ya que si se elude “lo único que se logra es que el miedo se avive poco a poco más”. Una clave es “ingresar pequeños cambios que ayuden a supervisar la ansiedad”. “En su soledad, la persona se creó una suerte de burbuja de bienestar, a su modo y semejanza –enseña Molina–. En el momento en que ve que la burbuja puede peligrar es cuando aparece el temor”.